miércoles, 27 de junio de 2012

Igualdad: Sobre el racismo y la xenofobia.



El otro día, cotilleando en perfiles ajenos de la red social Tuenti - y es que  soy  un poco maruja en mis horas muertas- , me encontré con una foto de alto contenido xenófobo. La imagen en cuestión llevaba el "sello" de DN Democracia Nacional), que para quien no lo sepa es un partido político de ultraderecha, totalmente legal y de irrefutable honradez - o eso proclaman sin que ningún eco les contradiga sin tapujos y a la cara-. Este partido que opera con total impunidad y libertad a pesar de la violencia silenciada que arrastran sus actos y miembros en sí, tiene como líder a un personaje de dudosa educación que en su cruzada particular contra la inmigración, ha declarado en varias conferencias, entrevistas y mitines cosas como: << (...) esta es nuestra tierra, y vamos a defenderla, sea como sea>>. Y es que le encanta dejar totalmente claro el racismo que le corroe. Sin embargo, y como os digo, todo totalmente legal y con principios, claro, no como otros partidos como Bildu. Pero ese ya es otro tema.
Volviendo a la imagen - que me voy por los cerros de úbeda- . Tres ovejas de blanco angelical, una de ellas dándole una coz en el culo a una oveja negra, que ya iba encarando hacia Gibraltar de mala manera. Inmediatamente comprobé que, efectivamente, estaba en el perfil de un "viejo conocido". De estos con los que coincides un sábado por la tarde de chiripa, porque tu amigo y su amigo son amigos de su primo. De esos que te envían su petición de amistad el mismo día ya de madrugada. De los que no vuelves a ver vamos. Quise pensar que era todo una terrible mofa, que la habrían subido para ponerles a caldo. Cavilé la posibilidad de cerrar la ventana e irme con ese pensamiento, tranquilo y feliz en mi ignorancia. Pero no, bajé a leer los comentarios de la foto tan rápido como me permitió el movimiento del dedo sobre la ruleta del ratón. Y ahí me quede, albino y como si me hubiesen dado la coz a mi pero en la cabeza. Un desfile de palabras malsonantes y despectivas que decían más por separado que juntas dada la capacidad de los individuos en cuestión para unirlas. Hablaban sobre todo -y fue lo que más me chocó- de la raza aria, de la pureza de las razas arias y el asco que les producía los mestizajes.
Esperé a asimilarlo un poco más, oxigene y me fui directo a buscar alguna foto en la que saliera la cara de los etiquetados sobre las ovejas blancas, en especial la que daba la coz.
Conforme buscaba una foto que salieran todos juntos - tenían pinta de ser el típico grupito de amigos - e iba pasando más y más fotos, mi sonrisa se iba haciendo más grande. Ya para cuando encontré una foto en la que comprobé que salían todos, yo ya reía a plena carcajada. No sé si por no llorar pero el caso es que no me podía aguantar. Y los decibelios iban en aumento conforme iba mirando para uno y para otro. La raza aria española, ya sabéis a cual me refiero.
Me quedé con ganas de comentar, de decirles cuatro cosas, pero será que mi cupo para ese día reventó por los cuatro costados. Y también con la espina clavada de comentar sobre ello, por eso aprovecho para hacerlo hoy. Solo me queda el mal sabor de boca, por no hablar también de la igualdad de género, me vais a tener que perdonar.
Eso sí, luego aún con mi postura frente al racismo, pasará algo y llamaré gilipollas a un magrebí o sudamericano, simplemente porque me pueda parecer un gilipollas; y me llamarán racista.
Pero extrañamente, les diré, que conozco más gilipollas españoles que extranjeros. Y que echaría a todos los gilipollas sin distinción de raza, cultura, sexo o clase social. Eso sí que es igualdad, ¿eh?

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